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viernes, 3 de octubre de 2014

La Luna

La Luna a veces se oculta entre la negra oscuridad. Desaparece tras una nube gris y turbia. Le gusta esconderse. Huir de lo que pasa ante sus ojos.
Esta noche no hay luna. Se escabulló en la negrura. Como nosotros nos escondemos en ciudades con mugre y basura.
¿Qué será lo siguiente que ocurra esta noche? ¿Qué pasará?

Quizás un asesino ande suelto, ocultándose entre las sombras.
Escondiéndose en una esquina, huyendo de la luz. Esperando a su próxima víctima, la cual posiblemente sea esa jovencita taconeada que vuelva a casa del trabajo. La chica que acaba de empezar a trabajar como secretaria en una famosa empresa. La joven que no vigila sus espaldas pues cree tener el mundo a sus pies. La muchacha que ignora lo que ocurrirá en unos segundos después…
Al lado de un puente pasa una pareja, cogidos de la mano. La “clásica” pareja en la que él le promete cambiar una y otra vez  mientras ella se inventa historias en su cabeza para poder sobrevivir una noche más, imaginándose lo que sería vivir sin esa violencia en su hogar. Lleva más de 1000 noches recreándose la misma historia con final feliz. ¿Qué más dará que se la recree una vez más? En su imaginación siempre podrá ser feliz. Mientras no le falle alguna noche, podrá aguantar.
Y una mujer, santa por el día, de las que acuden a misa los domingos con trajes color tierra y labios rojizos para rogarle a Dios por una vida digna en el más allá, noches como esta te la encuentras en un callejón sin salida, ofreciendo su cuerpo ya decaído por un par de billetes que acabarán mal parados en alcohol y drogas. Ella sabe lo que se hace, sabe que es un inicio sin final. Pero no tiene a nadie que le pueda parar lo pies y la pueda ayudar como necesita.

Lo curioso es que, una calle más allá, paseas tú en la oscuridad y la negrura, mirando al cielo.
Ignorando lo que ocurre.

Preguntándote por qué en una noche tan “perfecta”no hay luna.