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jueves, 30 de enero de 2014

El niño.

A aquellas horas de la noche no ponían nada nuevo en la televisión. Había videntes y la teletienda anunciando sus productos.
Carlos no podía dormirse, pues en breves llegarían los padres del pequeño que le tocaba cuidar esa noche.
No pagaban mucho, pero solía ser una noche entre semana y no le importaba quedarse viendo la televisión de 45 pulgadas con pizza.
Además el dinero le vendría bien para el finde.

Ese día había una gran tormenta, así que seguramente los padres llegarían más tarde de lo normal.
Parecía que en cualquier momento algo se fuese a derrumbar.

Carlos cogió el mando y cambió de canal. Más videntes y más teletienda.
Pfff. No se podía creer que ninguno de sus amigos se quisiese quedar con él aquellas noches.
Siempre le decían que no había ganas o que tenían cosas que hacer, pero Carlos sabía que no era por eso.
Era por la leyenda que circulaba por el barrio y que empezó cuando, tras varias semanas sin ver a un niño que, decían, le habían secuestrado para pedir un rescate, apareció el cuerpo sin vida en el sótano de ese edificio.
Nadie supo que había pasado, aunque la policía dijo que se había colado en busca de un gatito por una ventana rota y luego no pudo salir.
Los padres del niño se fueron del país tras el entierro de este y no se supo más de ellos.
Desde entonces todo eran rumores y leyendas que contaban desde cosas paranoicas, como que el cuerpo del niño se aparecía algunas noches merodeando aquel lugar.

Carlos no se creía nada se eso, solo fue un gato y un niño que le persiguió. Y punto final.
Bebió un sorbo de Coca-Cola y se estiró en el enorme sofá de la familia.
Un lloriqueo llamó su atención.
El niño lloriqueaba, seguramente se habría despertado y había oído los truenos que sonaban.
Carlos se acercó a la habitación y abrió la puerta. Todo estaba a oscuras y en la cama se distinguía un bulto todo tapado con las mantas.
-Tengo miedo, hay un monstruo debajo de mi cama Carlos...-Susurró.
Carlos se acercó y se rió. Toda persona consciente sabía que los monstruos no existían.
Para que el niño se calmase se agachó y miró bajo todas las mantas.
Allí se encontró con la cara del niño asustada y con manchurrones de haber llorado.
-Carlos, hay alguien durmiendo en mi cama.

3 comentarios:

  1. Ay me dio casi un escalofrío. Es muy bueno! :)
    Saludos!

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  2. Dios,Andy. Oh god, god, god. ¿CÓMO NARICES ESCRIBES TAN BIEN? ¿ME LO EXPLICAS? Te parecerá bonito dejarnos así en ridículo... creo que estoy viendo mi dignidad huyendo por el pasillo ¬¬ Ñe, en serio, me encanta. Cada vez lo haces mejor, Andy ^^

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  3. ¿Quién es?¿Hay alguien durmiendo en la cama del niño?¿Por qué tengo la sensación de que puede continuar? Menos mal que no es de noche... Si no, me da algo...

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