Todo comenzó con una piedra.
Empezaba un nuevo siglo, nuevas
ciudades aparecían por el horizonte.
-¡Aquí! ¡Ponla aquí!
Primero fui una gran mansión a
orillas del mar. Me siguieron unas pequeñas casas donde dormían los criados del
gran caserón.
Poco a poco me llené de
personas. Trabajadoras, amables, duras, jóvenes, ancianos, soñadoras.
La noche en la que me inauguré
fue asombrosa.
Empezó con un pequeño fuego
artificial. La mar se iluminó. Todo comenzó a brillar. Los más pequeños
enmudecieron de asombro. Los más mayores lloraron de emoción.
Me sentía feliz. Y lleno.
Pero mi vida acababa de
comenzar.
El 28 de julio
de 1914 mis
habitantes se empezaron a preocupar. Algo había pasado. Yo lo notaba en el
aire.
La mayoría de hombres se fueron,
no se exactamente a donde. Lo que se, es que, mucho tiempo después
volvieron…pero solo trece.
Lloros. Familias destrozadas.
Gritos. Me teñí de negro.
A los pocos meses, algunas
familias empezaron a abandonarme. Todo el futuro estaba en las ciudades…
Lúgubres y oscuras. Me empecé a vaciar. Y enfermé. No paraba de toser y por mi
culpa hubo grandes inundaciones. Más personas se fueron.
Sólo quedábamos los más
ancianos, a los que los hombres abandonaron ya que eran una pesada carga.
Uno a uno todos cayeron.
Ahora estoy aquí. En el medio de
la nada. Al menos todavía tengo a la mar. Oh mi amada querida, ¿Tú no me
abandonarás, verdad? La Luna se la intenta llevar, pero ella me ama demasiado,
y vuelve a mí.
Todo se ha quedado gris.
Aquí estoy yo.
En medio de la nada.
Un pueblecito semiderruido, un
pueblo abandonado.
Un pueblo en la orilla.
me encanta lo q escribes... gracias!!
ResponderEliminarEs impresionante como has conseguido poner la voz a un pueblo, que ha perdido su gente.
ResponderEliminar